lunes, 23 de julio de 2012

Ecos del Titanic

Fuente victoriana en Liverpool. Reino Unido.


D
esde que se unieron Ann y Thomas, con un beso mitológico junto a la fuente victoriana de Liverpool, supieron que ni el tiempo ni la distancia podrían separarlos. Ella soñaba con un puesto de bailarina en la compañía del Albert Hall Theater. Él se conformaba con ascender a oficial de primera en los astilleros de su ciudad.
Escaparate en York. Reino Unido.
Ann tenía menos numerario que las arcas autonómicas. El 10 de abril de 1912 decidió embarcarse en el Titanic como cuidadora de los señores Collingwood, a cambio de 37 libras por el viaje de ida. A la vuelta ya encontraría otros pasajeros adinerados y duplicaría su capital, así podría pagarse sus estudios de danza. Incluso tenían concertada la boda con el capellán de la Hole Trinity de York, capilla donde se casaron sus abuelos y ella fue bautizada.
Thomas sentía un amor a prueba de bombas por la esbelta joven de ojos transparentes. Desde que recibió la noticia del desastre, todas las tardes iba hasta las playas de Crosby. Él podía ver a diario a su Ann saludando por la banda de estribor, mientras el coloso de acero se alejaba una y otra vez. Tal vez por eso pude conseguir esta onírica composición de imagen y texto a mi paso por aquellos lugares. Todo es pura fantasía, al menos eso creo.


Fotomontaje con tres capas  a partir de las playas de Crosby y una imagen del Titanic. Reino Unido.

Iglesia Hole Trinity. York. Reino Unido.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.