domingo, 2 de octubre de 2011

El ladrón de chirimoyas

Miradas. Calles de Burgos.

H
ay quien sabe salir de grana y oro, sin que le rocen los pitones penitenciarios, como la exdirectiva de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). El que fuera presidente de la entidad, hasta antes de que esta fuera intervenida por el Banco de España, Roberto López y otros cuatro barandas se asignaron unas pingües prejubilaciones por importe de 12,8 milloncetes de euros. Eso tras haber dejado a la caja en pañales. A María Dolores Amorós, la sucesora en la dirección de la caja, se ve que no le seducía la idea de ser una mileurista más, por lo que se fijó un sueldo de 593.040 euros anuales, amén de una paga vitalicia de 369.747 talegos, por si las cosas venían mal dadas.
Monasterio de Las Huelgas. Burgos.

El desaguisado ha debido de ser de tal calibre que el gobernador del Banco de España se rasga las vestiduras al afirmar con respecto a la CAM: “Estamos hablando de lo peor de lo peor”. La gestión de estos figuras ha sido tan óptima, que nos ha costado 2.800 millones a la ciudadanía de a pie.
A día de hoy ninguno de estos personajes aparece como imputado en proceso judicial alguno. Claro que esta gente se dedicaba a la financiación de mogollones peperiles como Terra Mítica. Tan políticamente correctos, que en su vida han mangado unas chirimoyas, ya que de lo contrario hubieran sido condenados a unos meses de prisión. Tal como le ha ocurrido a un individuo que sustrajo 10 frutos subtropicales en Motril (Granada).
La levedad del hundimiento de una caja de ahorros, frente a la maldición de coger el fruto prohibido del árbol originario de Perú, debe ser algo que no está al alcance de cualquiera ¿La clave estará en dotarse de un buen paraguas jurídico?
Calles de Burgos.

Impresiones

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