sábado, 7 de noviembre de 2009

Este vendaval


En vista del temporal de viento que mece la popa de la moto como patera en mitad del estrecho, incluso parada en los semáforos, toca amarrarse al noray del estudio. Es turno de devorar elucubraciones de sociólogos prolíficos en darle a su jerga –supongo que al menos les valió para comprar mandarinas en el mercadillo o algo así- toda una condena para alcanzar el trance místico de aprobar Opinión Pública.

En otro orden de cosas, me llaman jocosamente la atención las declaraciones a la radio de una “lideresa” andaluza del PP, cuando afirma que por culpa de subir el IRPF a los futbolistas, vamos a pagar todos los goles más caros. Ignoro que dieta seguirá esta buena mujer. El caso es que cuando cojo el carrito del hipermercado echo hasta algún que otro capricho gastronómico, enológico incluso, pero hasta el momento los tantos de los galácticos no pasan por mis fogones. Tal vez la carta de la clase política esté en otro idioma, por eso no la entiendo.

Foto de mi archivo. Puerto Marina. Benálmadena. Málaga.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Impresiones de Genitiva Julia, actual Osuna


Me escapaba siquiera fuera por el ojo de una cerradura, por lo que el sábado puse rumbo a Osuna (Sevilla), ciudad que cuenta con numerosas obras arquitectónicas de magnífico porte, tanto en lo civil como en lo religioso. Incluso para mi sorpresa –mi “whiskypedia” personal cuenta con lagunas- tiene Universidad desde 1549. El edificio alberga actualmente varias áreas comunes, pero al ser día no lectivo se hallaba cerrado. En tiempos pretéritos no gozó de gran reputación, a juicio de Cervantes: “En Osuna y Orihuela todo cuela”. Torres Villarroel también la puso a caer de un burro. Dejemos el pasado para los historiadores y no hagamos leña del árbol caído, que tampoco el día con 30º C a la sombra está para hacer candelitas.
En la arquitectura popular actual me llama mucho la atención que abunden las casas con su única entrada destinada a aparcamiento como antesala, una vez traspasado ésta, viene el acceso a la vivienda, careciendo de entrada peatonal directa a la calle. El personal ha pasado de colocar una imagen del sagrado corazón u otra advocación, a situar el vehículo como un “detente” de todos los males externos. Cada uno puede hacer de su capa un sayo y disponer de su morada a su antojo.
Otro detalle que llama la atención es el palacio edificado como Cilla de la Catedral de Sevilla, que nada tiene que ver con los asientos para los fieles, sino que venía a ser un almacén donde se recaudaba el diezmo destinado a la basílica hispalense. Votos de pobreza más bien pocos, según se infiere del despliegue ornamental.
Sería harto prolija la enumeración de todos los palacios, conventos e iglesias que pueblan Osuna, por lo que recomiendo al visitante que se arme de buen calzado y paciencia para recorrer el casco urbano, en el que echo en falta más lugares de restauración. Las pastelerías quitan el hipo y predisponen a inyectarse una buena dosis de monosacáridos.
Osuna bien vale un fin de semana, pero con más fresquito.

Impresiones

Todo es subjetivo, dejemos volar el yo imposible.

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Tratando la conjución de ocurrencias e imágenes. No pongo música porque se cabrean los de la SGAE.